Cuando en nuestra familia hay uno o varios hijos, hay una serie de seguros que nos pueden ayudar a proteger ese bien principal que son nuestros hijos.

Puede que se trate de un menor o hasta que tenga 25 o 30 años, lo importante es poder protegerlo mientras dependa económicamente de nosotros. Hablamos de personas que dependen de nosotros, de nuestra economía; le estamos dando soporte financiero y si nos pasa algo se trata de estar preparado para que eso a ellos les afecte lo menos posible.

Empezamos con el seguro de responsabilidad civil de cabeza de familia, un seguro que no es caro y cubre los posibles daños a terceros que podamos hacer nosotros, como cabeza de familia, y también toda la familia que dependa de nosotros.

Eso nos protege en caso de accidentes, siempre que no estén regulados por ley por otro tipo de seguros como vehículos a motor, pero si andando o yendo en bici hacemos hacer a alguien que se hace daño, eso lo cubriría.

También cubre posibles responsabilidades de los miembros de la familia a nuestro cargo. Así si por ejemplo nuestro hijo en una pelea con un compañero, le rompe las gafas, la reposición de ese bien también estaría cubierta por este seguro.

Pensando como hacemos siempre en la filosofía del seguro, queremos ir más allá de este tipo de cosas pequeñas, y pensamos en un seguro que nos cubra en caso de contingencias graves.

En función de las cargas a las que estemos sometidos nosotros como adultos, para proteger a los menores, deberemos, en función de que tengamos hipotecas o préstamos, tener un seguro de vida que en caso de fallecimiento cubra estos préstamos y garantice que no sea una carga que hereden los menores.

También en función de nuestro nivel de vida tenemos que saber que, si estamos dentro de una empresa que genera una serie de beneficios, una cantidad económica que permite al menor o a los menores un cierto nivel de vida, de nuevo un seguro de vida dentro de la empresa para que puedan ser ellos los beneficiarios para garantizar su nivel económico.

Muy importante también de cara a los menores es tener un seguro de salud. De esta forma, en caso de tener un problema que puede ser importante pero que no es urgente y por tanto el sistema público de salud no lo cubriría rápido porque, estaríamos cubiertos y podríamos tener un servicio rápido.

Seguro de ahorro que estará a nuestro nombre para que podamos gestionarlo siempre, y si no va a estar bloqueado hasta que el menor sea mayor de edad. Con este seguro podemos ahorrar poco a poco para que en el futuro nuestro hijo tenga la posibilidad de comprarse un coche, dar la entrada de un piso o pagarse unos estudios.

  Si nos acorazamos bien nosotros siempre les va a beneficiar a ellos, por lo que también estaría bien contar con un pequeño seguro de jubilación y un seguro de accidentes. Estos seguros dependen de nuestra situación, y es importante que se adapten a nuestras necesidades reales y que cubran bien lo que necesitamos cubrir.

Por eso es importante asesorarnos bien, explicando nuestra situación, para que aunque nosotros tengamos las ideas bastante claras, escuchemos la voz de un asesor que nos aporte un punto de vista profesional.

Todo lo que sea acorazarnos en nuestra vida privada como adultos, va a beneficiar siempre a nuestros hijos.